ENTREVISTA CON ESQUIVEL EN JAPÓN
Christian Esquivel repasa sus dos anteriores visitas a Japón y reconoce que este jueves, ante el invicto zurdo Shohei Omori, no tiene otra salida más que la victoria / Ante Yamanaka, sin preparación adecuada ni plan de pelea; frente a Tunacao, exceso de confianza.
KYOTO, Japón.- Si bien es cierto que en sus anteriores dos visitas a Japón no le ha ido bien, el mexicano Christian Esquivel quiere cambiar la historia y demostrarse a sí mismo que no le pesa el rol de visitante, para lo cual tendrá que vencer al invicto nipón Shohei Omori la tarde de este jueves 22, en la arena Shimazu de esta tranquila ciudad.
Una vez concluida su carrera vespertina en el Parque Central de Kyoto, Esquivel cambió los tenis y el pants empapado de sudor, por sus cómodas chanclas y pantaloncillos cortos, para rememorar sus anteriores compromisos en este país asiático, contando cuáles fueron sus errores y qué cosas dejó de hacer para llevarse a México la victoria.
“Me faltó trabajo para Yamanaka”
Su primera aventura en suelo asiático se remonta al 6 de noviembre del 2011, cuando en Tokio disputó el vacante título gallo del Consejo Mundial de Boxeo ante el zurdo Shinsuke Yamanaka.
“Son experiencias que te van marcando el camino para no volver a cometer los mismos errores. Cuando le disputé el título a Yamanaka, traía una gran preparación, pero se juntaron muchos factores para que no se me diera la victoria. En ese tiempo mi entrenador Rudy Pérez (QEPD) no estuvo conmigo en toda la preparación porque estaba entrenando al argentino Marcos Maidana; el segundo al mando era Pablo Cano, quien estaba enfocado en el combate de Pablo César con Erick Morales, y tuvo que ser Alfredo Melo quien tomó la batuta de la preparación”.
-¿Fue adecuada la preparación o fallaron en algo?
“Siento que cometimos el error de irnos a concentrar al Centro Ceremonial Otomí sin los sparrings adecuados para un compromiso de esta magnitud. Allá sólo boxeaba con el queretano Ramiro Robles y con otros dos jóvenes. Me ayudaron en lo que pudieron, pero no para el tipo de boxeadores como Yamanaka. Después bajé al Distrito federal y ya me ayudaron los zurdos Juan Antonio Rodríguez y Jesús Galicia, pero sólo una semana. No había una estrategia de combate planeada, y pues para un compromiso de esa magnitud debes trabajar con un plan definido, buscando atacar los errores de tu oponente”.
Viacrucis para llegar a Tokio
Después de terminar la preparación como pudo, Esquivel y su equipo de trabajo alistaron las maletas para viajar a la tierra del sol naciente. Todo parecía marchar bien, pero el destino le tenía marcado otra adversidad al “Italiano” Esquivel.
“Abordamos el avión de la Ciudad de México para Tijuana, supuestamente iban a ser 3 horas de vuelo, pero ya casi para llegar, el avión cambió de rumbo y aterrizó en Mazatlán por mal tiempo. Ahí estuvimos varados cinco horas arriba del avión, fue algo muy desesperante porque no pude descansar y no pude ingerir nada de líquidos por el peso. Fue pesadísimo”.
Ya estando instalados en Tokio y a sólo 3 días de la pelea, Christian y su equipo trabajaron para marcar el peso: “El cambio de horario te pega feo, traía un kilo arriba y había un clima gélido que no me dejaba sudar. Rudy prendió la calefacción del cuarto, abrió el agua caliente del baño y trabajamos para marcar el peso”.
Llegó el día de la pelea y sin una estrategia clara, Esquivel, cuenta, peleó con el corazón en la mano para intentar cristalizar el sueño de ser campeón mundial: “La falta de trabajo sobre una estrategia definida ante un rival de la clase de Yamanaka, es un suicidio. Rudy no había estado conmigo y no habíamos trabajado nada para contrarrestar la potente zurda del japonés. Me tiró una vez en el tercero. Yo logré derribarlo en el octavo y, cuando vivía mis mejores momentos, misteriosamente se fue la luz en la arena. Ya en el onceavo me conectó de nuevo con la izquierda, me abrió el pómulo derecho y ya no pude seguir en la pelea”.
“Subestimé a Tunacao”
En la que fue su segunda visita a Japón, en diciembre del 2012, Christian enfrentó al ex campeón mundial filipino Malcolm Tunacao, en combate de Eliminatoria Final entre los más altos clasificados (1 y 2 del WBC), para sacar retador oficial al título mundial gallo, en poder de Yamanaka.
La pelea fue en la ciudad de Kobe, hasta donde llegó Esquivel después de 16 horas de vuelo.
“Esa vez no sentí tan pesado el viaje. También realicé buen trabajo físico y trabajé de tiempo completo con Pablo Cano y Alfredo Melo en la estrategia para doblegar a Tunacao. Era también zurdo y me consiguieron sparrings de esa guardia, con los cuales boxeaba diario”.
Pero ahora fue Christian quien cometió el error en una instancia en la que no se puede permitir ninguna distracción: “Al llegar a la conferencia final y conocer a Tunacao, lo vi muy débil, frágil, y dije ‘de aquí soy’. Pensaba que lo iba a noquear fácilmente, pero ahí estuvo mi gran error”.
Ya en la pelea la historia fue distinta, ya que “me bloqueé totalmente. Quería acabar la pelea con un solo golpe y cedí la iniciativa. Estaba tan confiado en mi poder de puños que no hice lo planeado por mi esquina y fui presa fácil de Tunacao, quien me conectó bien y ya no me recuperé. No hay pretexto, me ganó bien”.
Una espina clavada con Yamanaka
“En mi cabeza no hay otro rival más que Yamanaka. Tengo una espina clavada que me quiero sacar y la única manera para lograrlo es ganar todos mis combates para que se vuelva a dar ese enfrentamiento”.
Esquivel sabe que, de perder el próximo jueves ante Omori, las piedras en el camino aumentarán y se complicaría de más poder aspirar a disputar un título del orbe otra vez.
“No me queda más que ganar, sí o sí. Tengo mucho que perder, así que no existe otra cosa en mi cabeza más que salir a noquear. Voy estar encima de Omori toda la pelea, no voy a dejar que me boxee y no le daré respiro alguno. No he visto ninguna pelea de él, sólo sé que es más alto que yo y que es zurdo”.
Esquivel y Omori se verán las caras por primera vez la tarde de este miércoles japonés, con motivo de la ceremonia de pesaje oficial.