En la batalla de ex olímpicos Demetrius Andrade salió con la voz cantante ante Vanes Martirosyan

(Foto cortesía: CHRIS FARINA / TOP RANK)

A veces no importa que hayas tenido ciento de batallas en el ramo amateur si no llegas a un límite en lo profesional, donde se te valore la capacidad de poder llegar hasta donde te lo propones. Y ese puede ser el caso de Demetrius Andrade (derecha) quien pone un pie en el mapa del reconocimiento al fajarse el titulo superwelter O.M.B., y de paso ponerle una mancha al récord de Vanes Martirosyan (izquierda) quien estuvo sin el apoyo de su entrenador estrella Fredie Roach en su esquina.

De plano el zurdo de mote “Bubu” le puso la pompa andar desde que sonó la campana, aunque en un descuido probó el polvo pero se reanimó sin consecuencias más que lamentar.

Al principio la balanza se mantuvo paralela, pero Demetrius fue el más veloz y el más audaz en casi todos los asaltos, por lo tanto, fue el más dominante, ya que en la formación de su pelotón de ataque, no tomaba prisioneros, y jalaba del gatillo a mansalva, y al parecer el apodado “Pesadilla” se quedo sin gas en los asaltos cruciales, aunque si hubo ocasiones que no respondía ante la constante represalia de “Bubu” que fue sistemático en su faena de menos a más. En fin, Andrade continua con su régimen de invicto, ahora es campeón en las 154 libras.

Lastimosamente para los amantes de hueso colorado en el mamporro, la atención general se la llevó el juez que anotó a favor de Martirosyan, poniéndole otro ojo morado a la credibilidad del deporte.

Lo que nos hace pensar alarmantemente, que este tipo de privilegio, si no es que hay gato encerrado, de plano entran a ese oficio por puras influencias y califican a los participantes al azar a causa de no tener ni experiencia ni noción de lo que están haciendo, porque por más vueltas que le doy a la chompa, no me puedo imaginar qué pelea estaba viendo, a lo mejor se quedo arriba con “La Pesadilla” y se durmió en horas de juzgar.

En resumen, esto de los jueces se esta convirtiendo en cuento viejo, por lo tanto, como dice el comediante Eugenio Derbez ¡Que alguien me explique!