El no tan feliz cumpleaños de Victor Ortiz, el hombre que lo tenía todo
Un día como hoy, pero de 1987, nació en Kansas, Victor Ortiz, el tercero de cuatro hijos de un matrimonio mexicano que vivía ilegalmente en los Estados Unidos. Seguro que su cumpleaños número 27 no será el más grato que ha vivido y es que no es para menos.
La noche de ayer, resultó, además de sorpresiva, muy triste por el hombre con raíces mexicanas, Victor ‘Vicious’ Ortiz, cuya carrera boxística, aparentemente, está al borde del retiro.
Es complicado digerir que un joven de 27 años caiga continuamente en tres ocasiones. La viveza de Mayweather, la bravura de López y la derecha de Collazo, tienen a Ortiz en el ojo del huracán.
Sigue en mi mente, que el ex campeón mundial de peso welter, pudo llegar a la cima, la cual tuvo únicamente por cinco meses, pues en su primera defensa, perdió ingenuamente el mote de monarca mundial, tras intentar jugarle sucio al rey de la astucia (Floyd Mayweather Jr.).
¿En qué momento se perdió Ortiz? El prospecto perfecto de Golden Boy, el chico talentoso y de buen porte que sería la nueva cara del boxeo moderno.
Le faltó humildad, eso me queda claro. Desprestigió nombres porque creyó que no estaban a su nivel y le terminaron por impartir clases de sobriedad.
El muchacho tiene talento, físico y guapeza, pero carece de corazón, ese corazón que caracteriza al peleador; ese que debe sobrar. Es el corazón, ese que Marcos Maidana y ‘Josesito’ López sacaron a flote cuando iban abajo en las tarjetas ante el propio Ortiz.
Me encantaría decir que tiene una carrera por delante, en el papel eso es lo que debería plasmarse, sin embargo, tres derrotas al hilo y, la de anoche en particular, hacen pensar seriamente. ¿Qué puede ofrecernos Ortiz? ¿Volverá a mostrar aunque sea destellos de lo que hace casi tres años maravilló al aficionado?
Más que un feliz cumpleaños, le deseo a Victor una reflexión amplia de su carrera. Al final del día, termina siendo un deporte, sí, un deporte al que ha dedicado la vida y que lo tiene donde está. Espero que lo tome con humildad y, sobre todo, frialdad.