El circo no ha desaparecido. Se presenta el sábado en Las Vegas

Photo from Esther Lin/SHOWTIME

El circo Atayde (México) ya no existe. El Ringling Brothers tampoco. Pero esto no quiere decir que ya se acabó este tipo de entretenimiento, porque el circo, disfrazado de pelea, se presentará de nuevo el sábado en Las Vegas. Ustedes, como fans del box, quizá, ya hayan leído o escuchado hasta el cansancio un sin fin de comentarios sobre el combate entre el defensivo boxeador Floyd Mayweather y Conor McGregor, un peleador de la UFC. Quizá todo lo que ustedes hayan escuchado y leído sea cierto o mentira, pero si algo es cierto es que estará en juego el honor de las dos disciplinas y el futuro de este tipo de enfrentamientos.

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Por un lado estará Mayweather, el invicto pugilista que se especializó durante toda su carrera en eludir al rival haciéndolo fallar sin importarle un bledo si sus desplantes en el ring eran o no del agrado del público. Esta soporífera estrategia, sin embargo, le funcionó de maravillas y lo convirtió en multimillonario. Mayweather supo cómo vender sus aburridas peleas y su deplorable estilo. Pero la gente, siempre se especuló,  que pagaba por ir a ver pelear a Mayweather en vivo o en pago-por-evento solo con la esperanza de ver si alguien finalmente le ponía los guantes encima al petulante pugilista. Pero nunca nadie supo cómo darle una tunda a Mayweather en sus 49 combates. Mayweather se ha prestado a este circo, maroma y teatro porque todo mundo tiene su precio. Quien va a despreciar $200 millones de dólares por torear  a quien se percibe es un bulto como boxeador, aunque sea una maravilla tirando patadas, aplicando llaves, tirando codazos, cabezazos y puñetazos en su disciplina. Mayweather ha prometido fajarse y noquear al irlandés.

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El europeo ha jurado hacer lo mismo. La inactividad de dos años y sus cuatro décadas están en su contra, pero como boxeador principiante Conor no tiene nada a su favor. Si Mayweather tomó este combate por el dinero y el poco riesgo, el motivo de McGregor es solamente monetario. Cuando en su vida se imaginó llegar a ganar esta cantidad de dinero por hacer el ridículo y por tirar golpes al aire exponiéndose a una   humillación. Solo una bala perdida podría vencer a Mayweather, y para lograr meter ese golpe o dos, el irlandés tendrá que seguir al escurridizo púgil afro-americano por todo el ring sin dejar de tirar golpes. Esto resultará en algo muy agotador. El morbo y la curiosidad seguido se apodera de la lógica y millones de personas en todo el mundo se aprestarán a ver esta aberración de pelea: un Mayweather defensivo y cauteloso contra un alocado “tira piedras” que nada tiene que perder y mucho que ganar.

Foto por Mikey Williams

El día que Terence Crawford se enfrente a un buen rival y lo domine entonces habrá que hablar de lo grande que es. Crawford se adjudicó los cuatro cinturones de peso super ligero engulléndose a un palooka y pichón africano. Julius Indongo, en los 3 asaltos que duró la pelea, nunca enseñó porque era campeón mundial. Habrá que ver al nativo de Nebraska pelear ante Mikey García o cuando menos ante Adrien Boner para saber qué clase de campeón es Crawford. Si sube a peso welter, como pretende, ahí tiene a Errol Spence, Keith Thurman y Danny García para poner a prueba su calidad.

Ya que menciono a Mikey, el californiano debe de dejar de decir que quiere pelear con este y con el otro, y buscar seriamente un combate con Jorge Linares y acabar con el resto de los ligeros antes de seguir buscando pleito hasta con los pesos weltersِ.

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Antes de que lo perfilen como la nueva sensación en el box, a Gervonta Davis deben enseñarlo como entrenar para marcar el peso de su división. El campeón de las 130 libras dejó el título en la báscula al no poder marcar 130 libras en la romana pasándose dos libras para su combate ante el tico Francisco Fonseca. Si gana el de Costa Rica, el título es suyo. Si gana Davis, la corona queda vacante