CUANDO SE HACE LA PELEA INTELIGENTE: ALVARADO LE GANÓ A RÍOS

Brandon Ríos (31-1-1-22 nocauts) es un boxeador fuerte que puede noquear, sin embargo, no es lo suficiente rápido como para alcanzar-evadir a un contrario que se mueva con determinación.

Richard Abril, que no es una maravilla ni algo que parezca, lo puso en evidencia, aunque el cubano sabe cómo agarrar, deslucir a un boxeador, la pelea y, todavía, llevarse la mejor parte.

Mike Alvarado (34-1-23 nocauts) perdió por ‘nocao’ en el séptimo ‘round’ el primer pleito contra Ríos.

Dio la impresión de que no sería un contendiente con posibilidades de éxito ante el méxico-californiano en la revancha, por lo mal que quedó después de decretado el fuera de combate.

Para la segunda pelea (junior-wélter interino O.M.B. en el ‘Mandalay Bay’ el sábado pasado) hubo una mayoría que consideraba ganador a Ríos otra vez, mientras el orgullo mexicano de Colorado recibía alguna aceptación positiva.

Tan pronto como en el segundo ‘round’, Ríos enmudeció a los parciales de Alvarado con un jab, un miserable jab que hizo retroceder al contrario con las piernas temblequeantes, sin embargo, no pudo rematarlo y Alvarado no sólo se recuperó, sino que concluyó el episodio cambiando golpes con el agresor.

En el tercero por poco es Ríos el que se cae sin que el de Colorado pudiera concluir el derrumbe.

A partir de ese capítulo, una gran pelea con alternativas, mayormente a favor de Alvarado, que comenzó a boxear, a moverse a los lados y a detenerse cuando observaba la frustración en Ríos para golpearlo con el menor riesgo posible.

Un pleito inteligente, tan disputado que las tarjetas, como pocas veces, reflejaron objetivamente lo cerrado de la decisión unánime: 115-113, 115-113 y 114-113 a favor de Alvarado.

De impresionante han calificado la victoria por decisión de Terence Crawford sobre Breidis Prescott algunos cronistas estadounidenses, el ganador, un prometedor pugilista sepia estadounidense que todavía no ha perdido, le ganó a un oponente que no enseño nada, por lo que debería ser considerado con más cautela que la exagerada que emplearon enfáticamente quienes lo elevaron a la nubes.

A fin de cuentas, con este tipo de peleador hay que esperar, porque la historia ha demostrado que lo mismo lucen bien hoy que se ven incapaces de entablar cuando tienen un boxeador de posibilidades enfrente, no obstante, el muchacho tiene condiciones.