Canelo en caballo de hacienda: debe pelear ante otro rival en septiembre antes de enfrentarse a Golovkin

Estuve viendo el combate de Canelo Alvarez ante Amir Khan acompañado de varios amigos y familiares. Todos estaban en contra del pelirrojo tapatío. Todos estaban con Khan o contra Canelo. Estuve solo, en una isla, pero nunca dejé que esto afectara mi simpatía por el peleador de Guadalajara.

Muy dentro de mí temía que Khan le hiciera una faena a Canelo como se la hizo Floyd Mayweather. Al haber pasado los primeros asaltos mis sospechas se intensificaron. Khan eludía los golpes del mexicano, los cuales se iban al vacío o no encontraban la frágil mandíbula del inglés. Como alguien que pone el dedo en la llaga, los amigos y familiares empezaron a fastidiarme cuando veían a Canelo abanicando y a Khan disparando ráfagas que llegaban al rostro del mexicano aunque sin hacer daño alguno.

Yo insistía, aunque algo preocupado por lo que veía, que Canelo no necesitaba dos o tres golpes, pero uno solo bien colocado para dejar a su rival en la lona para la cuenta final. Había pronosticado con mucha temeridad que Khan no pasaría del 5º asalto, pero cuando llegó el 6º episodio empezaron de nuevo las críticas contra mí. Nathaniel, esposo de una sobrina de mi esposa, veía el box sin entender que estaba pasando. Nathaniel es neoyorquino y fan de la UFC y él también me decía. “Está perdiendo tu boxeador”. “Mira, le decía yo, Canelo está acortando la distancia y pronto dejará en la lona a su rival”. No acaba de repetir por enésima vez este pronóstico, cuando una violenta derecha explotó en la mandíbula de Khan, y este, como un fardo, cayó a la lona. Cuando se pegó en la cabeza, me di cuenta que ya no se iba a levantar. “¿Cómo sabías lo que iba a pasar?”, me preguntó Nathaniel muy azorado. “¿Eres mago o qué?” No es cuestión de ser adivino, pero esto es conocer los pormenores del combate y los rivales. Si a Khan lo habían noqueado en peso ligero y en superligero, es fácil pensar que un golpe de un peso medio sería más contundente.

Con temor a repetirme de nuevo, Canelo sigue teniendo el sartén por el mango. Insisto. Canelo va a pelear con Gennady Golovkin cuando a él le convenga. Golovkin quiere ser un Canelo, mientras que el mexicano no quiere ser el kazajo. Canelo, quien atrajo a más de 16 mil fans a la nueva arena del MGM, debe regresar al ring en septiembre a celebrar la Independencia de México ante un rival duro y luego preparar el terreno para enfrentarse finalmente a Golovkin el 5 de mayo del 2017.

Que lo va a desconocer el CMB si Canelo no pelea ante Golovkin este año. ¡Qué importa! El nefasto CMB necesita más a Canelo que el pecoso necesita el cinturón del CMB. Con o sin la corona del CMB, el Canelo ganará el mismo billete en su próxima pelea. Todo mundo quiere ver a Canelo contra triple G, pero el box es un negocio muy lucrativo para los púgiles y promotores élites como Canelo y Oscar de la Hoya. Sin hacer un lado al público, quien es el que paga todo, Oscar y Canelo deben hacer lo que a ellos más les convenga. Que dejen que Abel Sánchez, el manager del kazajo, siga ladrando y llamando rajón al mexicano. Sánchez solo busca atención. Nadie lo conocía antes de conectarse con Golovkin.

Mauricio Herrera debe de pensar en retirarse. Al “Maestro” le han robado varias peleas ante campeones como Danny García, pero finalmente a sus 35 años ha dado el “viejazo” y fue superado totalmente por Frankie Gómez el sábado. El chicano de East LA le ganó todos los 10 asaltos.

No me gustó el estilo del cachanilla Diego de la Hoya. El primo de Oscar de Mexicali, Baja California tiene que mejorar mucho para hacerle honor a su apellido.