Boxeo cubano de antaño / Ángel Robinson García
La ‘Golondrina Cubana’
Tuve la dicha de conocer a Angel García allá en la “Esplendorosa Habana de los años cincuenta”. Su debut en el boxeo profesional ocurre el 23 de julio de 1955. Su contrario Roberto García se fue a casa sin haber escuchado el campanazo final del primer round. Siguieron 6 combates 5 victorias y una derrota, así terminó aquel primer año de actividad de Ángel sobre el ring.
Después de veintitantos combates nacionales celebrados entre la capital y provincias sale por primera vez a tierra extraña el 11 de marzo de 1958 y en ‘Miami Beach’ es superado por decisión de los jueces. Ahí comenzó su carrera como un auténtico ‘Trotamundos del Boxeo’, nuestro compatriota.
Se conocen muchos casos de boxeadores que por rendirle culto al ‘Dios Baco’ y siguiendo una mala vida arruinaron su carrera deportiva terminando antes de tiempo su labor pugilística. Así fue entre mundialmente muchos, con Isidoro Gatañaga el formidable pegador Vasco y algunos otros boxeadores mexicanos lidereados por Baby el ‘Chango’ Casanova, que como todos recuerdan terminó en un manicomio hecho un despojo humano.
Ninguno de los numerosos boxeadores que destruyeron sus vidas aficionándose al alcohol y a otras sustancias alucinógenas ninguno tuvo el aguante que tuvo Ángel Robinson García el que bebía sin medida todo el tiempo, mientras que entre trago y trago hacía voluptuosas nubes de humo azul como decía un viejo tango.
Durante 23 almanaques completos, a muchos rapaces gavilanes hubo de enfrentar en su continuo batir de alas la ‘Golondrina Cubana’.
No fue campeón mundial, pero el nombre de 17 gladiadores que se titularon más adelante como campeones universales a quienes enfrentó bravamente en 23 ocasiones, adornan el palmarés de éste supercampeón del ron y la marihuana, pero a otros destacados retadores de los ligeros, los ‘welterweight’ y algunos medianos también enfrentó en su peregrinar el eterno viajero, visitando tierras y parajes siempre con un par de guantes al hombro y un manojo de la ‘yerba’’ en un bolsillo.
Entre las firmas destacadas, se amarró dos veces con ‘Mantequilla’ Nápoles, Ismael Laguna, Carlos Hernández, Billy Backus, Tom Perkins, Ken Buchanan.
Varios campeones de Europa sucumbieron ante nuestro compatriota y en un aparte de su pelea con ‘Mano de Piedra’ Durán que no pudo noquear a esa madeja de ciencia, donde los jueces a la terminación del combate botaron 94-98, 96-98 y 93-99 se dice que el panameño al final de la pelea dijo “ese cabrón cubanito sabe mucho de boxeo”.
Hay que notar que Durán estaba en su mejor momento con 26-0 y 26 nocauts y además de la mala vida, el gladiador insignia del boxeo cubano tenía 36 años la noche de aquel encuentro.
En su largo vuelo hizo escala en 21 países repartidos en 4 continentes, regalando emociones en cada uno de los combates que realizó frente a adversarios de mucho más recta vida que la alada viajera cubana, que ganando o perdiendo siempre lo hizo bajo influencia etílica. Peleando siempre a fondo para ganar fama, pero destruía su vida entre vino, ron y ‘hatchi’.
Cuenta el prestigioso historiador cubano Enrique Encinosa en su libro ‘Azúcar y Chocolate’ refiriéndose a Robinson García, “lo más asombroso de su proceder es que logrando todas sus proezas a pesar de beber en exceso, fumar marihuana, trasnochar constantemente y ser mujeriego, aun así nunca faltó en el cumplimiento de un contrato o canceló un combate por atender a una aventura.
En los Estados Unidos anidó en el gimnasio de la calle quinta de ‘Miami Beach’ junto a Luis Manuel Rodríguez y otros cubanos famosos de la época donde fue acogido con muestras de respeto, admiración y cariño. Aquí permaneció mientras se presentó en Nueva York, Las Vegas y otras muchas ciudades de los Estados Unidos. Sobre España no solo se posó en las grandes ciudades, también lo hizo en sotos y parrales.
En el gimnasio del ‘Palacio de los Deportes’ de Madrid en el que oficiaba Kid Tunero, compartió entrenamientos a la edad de 43 años con José Legrá y Ramón Flores bajo el ojo de Félix Masud.
Mucho antes las luces de París lo habían deslumbrado y lo iluminaron destacando su negro lomo y su blanca sonrisa. La ‘Golondrina Cubana’ ya cansada de pelear hasta totalizar 239 combates y volar sobre océanos y mares detuvo su agitado batir de alas y sólo retornó a su nido para morir en él, su final fue una parodia semejante a la inmortal canción mexicana:
“Dejó un día su patria adorada, esa tierra que la vió nacer, su vida fue errante y angustiada y al fin pudo a su Cuba volver”.