Análisis del futuro de “Maravilla” Martínez: La delicadeza de una decisión

Días antes de la pelea con Murray, el representante de “Maravilla”, Sampson Lewkowicz, dio a conocer que luego de la pelea pedirían un diagnostico primario y las próximas dos semanas post combate serían claves para saber si el argentino pelearía o no en el segundo semestre de 2013. Hasta llegó a pronosticar que posiblemente la vuelta del campeón mediano del Consejo Mundial de Boxeo, sea en marzo de 2014. Es decir, era sabido el riesgo que se tomaba y que prácticamente el futuro de Martínez se definía en este combate.

Hoy, sabemos que las lesiones han carcomido el boxeo del quilmeño. En el ring se vio no solo una izquierda fracturada, sino también falta de firmeza para asentarse en el cuadrilátero y con ello, disminución de su característica movilidad de piernas. Probablemente por la lesión de los meniscos que en la rodilla derecha no haya sanado del todo aun y sus tobillos maltrechos. Los reflejos no fueron los mismos que en otros enfrentamientos, ese movimiento de torso y visteo que siempre realiza, estuvo lejos de ser veloz y efectivo.

Todo esto se une con su edad y dio su resultado. Su cuerpo de 38 años y tantas guerras en el ring le está pasando factura. “Cuando te haces viejo lo primero que pierdes son tus reflejos, más tarde tus piernas y finalmente a tus amigos” decía el ex campeón mundial pluma en dos reinados, Willie Pep.

“Maravilla” Martínez en otro momento de su carrera, se hacía un picnic con Martin Murray, un boxeador 8 años más joven, que no está golpeado, sin una potencia noqueadora y un estilo netamente europeo. Guardia cerrada y férrea, lento, previsible. Pero que el sábado pasado llegó hasta a contragolpear al argentino. Le achicó el ring y castigó duro. Pero no por su propia calidad, sino por la pobre condición de Martínez.

Murray tiene la misma talla que Chávez Jr y Dzinziruk, un centímetro menos que Barker y seis menos que Pavlik. Todos ellos llegaban como supermedianos (Chávez Jr pesó como un medio pesado) mientras que Martínez solo subía tres kilos aproximadamente para no perder su factor clave: La velocidad. Ésa misma que está perdiendo y que no es suficiente para medirse ante rivales más grandes y pesados que él.

Aun así, Sergio demostró tener valor para seguir en la lucha, no claudicar ante tanto público presente. Con tantas lesiones haciendo mella en su integridad, no se rindió. Prosiguió boxeando, inteligentemente aunque sin la precisión ni espectacularidad que acostumbra sobre el ring. Su actuación fue pálida, pero tomando en cuenta sus múltiples lesiones, es de destacar su corazón y su voluntad inquebrantable. Pocos son los boxeadores que siguen peleando aun teniendo una fractura. Pocos se exponen a tanto riesgo. No solamente debió pelear con su rival de enfrente, sino también con su mismo cuerpo.

Respecto a quien ganó o si se puede calificar como un robo la decisión, resulta ridícula esta última idea. Fue la pelea del esgrimista contra el golpeador en pelea pareja, cerrada, en el que la diferencia podría llevarse a dos puntos para uno u otro, no más. Cuando hay tanta paridad en la opinión de expertos, es porque definitivamente el fallo fue cerrado. Para calificar un round es necesario evaluar el Ataque, la Defensa, la Técnica y la Eficacia (potencia+precisión). Además, hay que tener en cuenta el tiempo de dominio (cantidad de minutos en el round) de uno o de otro boxeador.

Ahora, en este momento tan dramático en la carrera de Martínez, no hay cabeza que resista sola. Todo lo que ha trabajado y hecho, hoy amenaza con derrumbarse. Tiene que rodearse de gente que realmente lo comprenda y acompañe, de personas que lo quieran bien. En estos momentos es en donde la mayoría le dan la espalda y aparecen los amigos del campeón. Es de crucial importancia todo esto para que no termine peor. No se sabe a ciencia cierta  cuánto de su máxima expresión boxística podrá recuperar.

En su última pelea con Julio César Chávez Jr recibió muchos golpes en el último asalto. Desde aquel combate, en el que el mexicano castigó con esporádicos mamporros a lo largo de la contienda y en los últimos minutos con vehemencia, ya se notaba que Martínez carecía de resistencia en su mentón. Murray lo descubrió y cuando pudo, metió su mano derecha a fondo, que hacía retroceder a “Maravilla” y hasta lo derrumbó al suelo en dos ocasiones (una no se contabilizó como tal, pero debió serlo, porque fue Martínez quien movió la cabeza y por esa acción solamente, el golpe fue a dar en su nuca). Murray bien pudo haber noqueado al argentino, pero no ejerció la presión debida en el momento oportuno.

No es un dato menor lo que vaya a dictaminar el Consejo Mundial de Boxeo. Martínez se fracturó el hueso grande del carpo de la mano izquierda y tiene mínimo 45 días de inmovilización de su mano izquierda con una férula ballenada, con posterior rehabilitación por 60-90 días, donde luego se definirá el tratamiento de acuerdo a su evolución. Habrá que esperar a lo que el C.M.B.  sentencie, ya que lo puede dejar como “Campeón en receso” por la inactivad y poner el cinturón mediano vacante.

Repito, es de vital para Sergio Martínez rodearse de gente que realmente lo aprecie y le ayude a pensar en su futuro, en evaluar las cosas con minuciosidad y el tacto que su condición corresponde. Es el peor momento por el que está pasando, aunque muchos dirían que ya salió de peores, y es cierto, pero no tenía 38 años, ni tantas lesiones encima, ni la presión de una cadena televisiva, ni tantos contratos por cumplir, ni un cinturón en el medio, ni un puesto en el ranking de los mejores boxeadores libra por libra. Tiene todo por perder, su carrera está en una cuerda floja y debe recibir el afecto que solo sus más íntimos le pueden brindar, para luego, con la cabeza fría y con todos los factores en la balanza, decida su futuro, con la delicadeza que ésto requiere.

La mano izquierda de Martínez luego del combate con Martin Murray