A Margarito le toca cuidar su legado
La figura de Tony Margarito sí impone. Las palabras del guerrero tijuanense pesan. Genera cariño y repudio al mismo tiempo, no podía ser de otra forma, es en toda la extensión, un emblema del deporte; aunque mucha de esa popularidad se la ganó fuera de un ring.
La situación de los yesos en enero de 2009, cuando combatió ante Shane Mosley, le sigue punzando sobre la espalda al ex campeón mundial de peso welter. La gente difícilmente olvida aquel episodio que marcaría para siempre la carrera de Antonio Margarito.
De estar en la luna, bajó al piso. Es que realmente fueron meses de apogeo. Venció, en aquel entonces, a la gran estrella puertorriqueña, Miguel Cotto, y su suerte cambió. Se convirtió en el ídolo predilecto de la afición mexicana, pero, meses después, se transformó en el villano favorito.
Pierde credibilidad cuando se barajea que utilizó yesos. Para su –muy- mala suerte, cae ante el veterano Mosley y su legado se viene abajo. Nunca más pudimos gozar del Margarito espectacular que con carisma levantaba plazas repletas de gente.
Pero, y pese a todo, Antonio sigue siendo idolatrado. Es derrotado de manera apabullante ante Manny Pacquiao en 2010, pero se levanta como un guerrero. Peleó con un ojo fracturado durante rounds, y aunque para algunos es estúpido dañarse así, para otros como yo, la actitud del mexicano es admirable. Personalmente lo valoro como un acto de valentía.
Cuando se pacta la revancha contra Cotto, se creó una expectación grande. Pensamos que el estilo del boricua, sería factible para que Margarito luciera. No sabíamos si de verdad el azteca tenía posibilidad, pero era –en ese momento- claro que el estilo de Cotto no sería como tal veneno para él (Margarito).
Y es que Pacquiao le destrozó un ojo. Teníamos la incógnita, ¿podrá Margarito ser el mismo después del daño recibido? Y con toda tristeza lo expongo, no fue así. Tony fue castigado por Cotto en la zona dañada, y fue tan endeble, que el pleito fue detenido.
Hoy se maneja la posibilidad de que Antonio Margarito retorne a los cuadriláteros. En primera instancia, no suena mal. Si bien figuras como él no son necesitadas, está claro que tampoco sobran. Pero, cobijándonos en el aspecto salud, honestamente sí preocupa.
Antonio no ha lucido como en sus mejores tiempos en sus últimos tres cotejos. Después de diciembre de 2011, no se ha subido a un ring. Ya tiene 35 años, no es una mala edad, sin embargo, el castigo que ha recibido por la naturalidad de su estilo, es un factor a tomar en cuenta.
Como un mero aficionado al deporte, lejos de saber el sentimiento de un púgil en retiro, mi sugerencia a Tony sería proseguir lejos del boxeo. No me parece propicio regresar.
No me pesa en lo más mínimo aplaudir la carrera de este enorme guerrero, dejando de lado sugestiones respecto a su carrera. Me quedo con lo que me regaló arriba del ring. Disfruté cada presentación de Antonio Margarito que tuve la oportunidad de ver.