Función de box en ciudad Juárez mas show que substancia
Me pasé unos momentos muy agradables, porque, deportivamente, no existe un ambiente más electrizante que estar en una función de box. Tuve la oportunidad de saludar a viejos amigos y cronistas deportivos en “juaritos”, la ciudad de mi infancia y parte de mi adolescencia. Saludé al efervescente José Luis Rodríguez, no El Puma venezolano, pero un joven admirador del box que maneja un portal deportivo. Saludé también a Iván León, quien es el publicista de la empresa Promociones del Pueblo, pero me la pasé casi toda la velada boxística a un lado del legendario “Chato” Gómez. El Chato fue entrenador profesional, manager y asesor de muchos destacados pugilistas juarenses como Eusebio “Chebo” Hernández, Chebo Jr., José “Chamizal” Hernández, el fino estilista Manny Barrios, Gerardo Venzor y varios otros. El Chato es un incansable y multifacético personaje, que lo mismo escribe columnas de box, habla de box por radio, reportea para la televisión de Juárez en el Canal 5, conduce clínicas de box para amateurs y es actor en obras teatrales. Escuchar al Chato hablar de box es como hacerlo con el gran Bert Sugar (qepd). Al igual que Sugar, con quien compartí muchas platicas en Las Vegas, el Chato es una enciclopedia del box. Lo mismo habla del box del pasado que del presente. Gracias a su plática amena salpicada de anécdotas pugilísticas pude digerir el programa boxístico que fue más show que substancia.
El vetusto y legendario Gimnasio Municipal de mi querida Ciudad Juárez estuvo lleno a reventar, porque cuentan que se regalaron miles de boletos. Era necesario un lleno completo porque el show sería televisado por Televisa a todo México. El viejo caserón juarense, testigo de miles de combates de lujo que datan de varias décadas, estuvo vestido de lujo. Un ring profesional rodeado de pantallas gigantes para que los fans no se perdieran detalle de lo que sucedía arriba del ring. Y qué bueno que colocaron pantallas, porque a pesar de estar sentado en ringside, el círculo alrededor del ring estuvo lleno de obstrucciones. Decenas de personas ajenas al pugilismo (no eran reporteros, jueces o auxiliares de Televisa), todas portando gafetes de prensa, obstruían la vista. Muchos ni veían las peleas, pero se dedicaban a hablar por teléfono, a “textear” o a conversar con las personas que tenían a su lado. Un verdadero circo.
Al chilango Nery “Pantera” Saguilán, queriéndolo impulsar, le trajeron un cartucho quemado de 41 años (42-24-1), quien en su apogeo peleó y perdió ante Miguel Cotto y Floyd Mayweather. El público abucheó la pelea y la decisión a favor del mexicano. De las peleas estrellas el único combate que valió la pena fue el librado por el juarense Mickey Román y el desconocido filipino Leonardo Doronio. El veterano púgil, quien siempre es garantía de espectáculo, visitó la lona, pero al final el Mickey noqueó en 3 asaltos.
Aunque no gocé demasiado la función, sí me deleité saludando a Ricardo “Finito” López y a Jorge “Travieso” Arce, quienes se tomaron decenas de fotos con los fans. Su presencia seguido causa más revuelo entre la fanaticada que los mismos púgiles. El “Finito”, quien se retiró invicto y el bravo Arce, quienes ahora son comentaristas en Televisa, son leyendas del boxeo mexicano y merecen toda la atención del público. El anunciador fue Jimmy Lennon Jr. El caminar por las aun peligrosas calles de Juárez fue de nuevo una experiencia