NADIE NECESITA ARGUMENTOS ADJUNTOS PARA ENTENDER ESA DECLARACIÓN

No voy a utilizar frases simplonas y ridículas como ‘La agresión de Bob Arum a Cuba…’ porque declarara: “para que Rigondeaux sea un superestrella, tiene que venir a verme Fidel Castro para que lo promocione…”.

Hoy, en los noticieros del canal de bajo presupuesto América Tevé de Miami, el comentarista Yiki Quintana se refirió a la frase que cité como un ataque a la ex ‘Isla Bella’, pero esa emisora está considerada en posible contubernio con la dictadura, porque, su objetivo, su programación, incluso sus artistas, poco tienen que ver con el exilio ni con la libertad plena de Cuba, más bien, es todo lo contrario.

A estas alturas, en que poco importa mi patria como debe ser, me queda defender lo que, creo yo, es interés de cualquier fanático del boxeo: al propio deporte, a todos los países que lo practican profesionalmente y al público, que, por lo general, poco hace en estos tiempos por auto-defenderse, sobre todo, comprando paquetes de P.P.V. de farsas montadas sólo para enriquecer a los mandamases del pasatiempo.

Hacía algún tiempo que me habían dicho que la pelea entre el campeón cubano y el monarca filipino no estaba segura, sin embargo, BOX REC, sitio de prestigio y credibilidad, la tenía como propuesta oficial en las páginas de ambos peleadores.

NONITO DONAIRE había tenido, más que una falta de respeto mayúscula, un desacierto de quien es un profesional reclamado con ansia por el respetable y valorado como uno de los mejores de su división. Cuando el asiático dijo que “una pelea con Rigondeaux no, porque sería muy aburrida…”, abrió el libro negro del irrespeto hacia sí mismo, ya que, expresiones como esa, tienden a generar la riposta similar, adecuada; entonces yo escribí que el filipino evadía al antillano por miedo, no por otra cosa.

Y bien sé que miedo no tiene ningún boxeador, pero servía como equilibrio a lo dicho por Donaire, sin ningún tipo de consideración, a quien no es un aspirante escogido del noveno puesto del ranking, sino un campeón mundial.

En el boxeo, aun el de hoy, con más campeones mundiales que trofeos de Series Mundiales ganadas los Yankees de Nueva York, las palabras se miden porque, no hacerlo, es una flagrante violación de la ética deportiva.

Pero el paisano de Pacquiao debe haber dicho aquello por la influencia del equipo que lo maneja, después, contradictoriamente, se informó que la pelea contra el criollo estaba asegurada.

Hoy se sabe que la posibilidad es enfrentar a Abnes Mares contra Donaire; es decir, entre chismes, medio mentiras y engaños de barbería, además de todo lo otro, mueven al boxeo en esta época.

¿Cómo es posible que se juegue con el fanático, incluso con los boxeadores, así? Sencillamente, porque la principal promotora del sector y su dueño ni respetan al boxeo ni al fanático ni a las entidades que lo rigen.

Bob Arum no es un hampón del pugilismo, es lo peor que le ha sucedido a un deporte que ha sufrido la agresión contra su integridad desde que nació como actividad profesional.

Cuando el abogado neoyorquino relacionó a Castro con RIGONDEAUX, destapó dos ollas de grillos: la primera, ¿Por qué citó al tirano dictador como propietario ante ‘Top Rank’ de la carrera del pugilista ofendido? No tan importante a estas alturas.

Lo segundo, declaración reveladora de interés capital ¿Cómo puede ser capaz de clasificar o ‘ranquear’ la clase de un boxeador, un tipo que debe velar por la decencia del pugilismo?

Es decir, si a Arum se le paga, si se aceptan sus condiciones, entonces puede hacer, más que campeones, superestrellas del boxeo con solo decir que un atleta lo es…

No hay otra forma de leer las entrelíneas: ese bandolero puede hacer lo que le dé la gana, por lo que el ranking oficial no importa, existe como vitrina para desviar la atención del montaje de estos bandoleros.

Hoy fue con Rigondeaux, ayer con otro y mañana con un tercero, con el zurdo oriental “hizo bulla públicamente por 4 tragos de más o por la tonelada de mala intención de siempre”, para hacer el destape definitivo o su salida del closet.

A fin de cuentas, fue la declaración oficial de su poderío, de que, por su gandinga, se hacía lo que él quisiera sin reclamos.

El problema de estos cubanos no estriba en que sean o no superestrellas, incluso de que aburran o brillen en sus peleas, sino que carecen del público que ponga en las taquillas o sobrepagando, como los mexicanos, boricuas y el resto de países, mucho dinero en la tarifa abusiva del pulpo televisivo, suficiente para contentar al peleador y a su esquina, a la vez que enriquecen a esta mafia insaciable que empobrece al deporte, sobre todo, por la escasez absoluta de moral, de decencia y de honradez.

De situaciones como la de Rigondeaux con el socio de Fidel Castro, porque lo es, no escapa ningún peleador ni ningún país que gire en la órbita boxística de la actualidad.

Comments (3)

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  1. Danny says:

    Escribís fatal. Usad bien el español.

  2. chito says:

    buen comentario pascual los cubanos no tenemos oportunidad no competimos somos muucho menos que los otros paises que tu mencionas

  3. guajiro45 says:

    a este mafioso de arum le pasara el 13 de darse la pelea como con salido vs lopez,q salido le tumbo el negocio .rigo destrozara a donnadie

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