CONTRA LAS SOGAS SIN RIPOSTAR DA MALA IMPRESIÓN: ORTIZ KO KAYODE
Por Andrés Pascual
Juanma López, ex doble campeón mundial pluma, tiene corazón de gladiador, pero perdió la respuesta, que está acondicionada a los reflejos.
Si algo es muy peligroso para un pugilista es perder los reflejos, con estos se van la resistencia, la velocidad y la capacidad de responder los golpes, por lo que, la pegada, que no se pierde, no hace efecto, dada la imposibilidad de golpear con puntería, entonces los ataques o las ripostas resultan más desorganizados que efectivos y no hay defensa por el esfuerzo.
Anoche dio lástima ver a un peleador fiero, de valor espartano como Juanma, caer irremediablemente noqueado en el segundo episodio por los golpes de Jesús Cuéllar (FOTO), que tiene 25 victorias, que solo ha perdido una, pero que no es nada de otro mundo.
Al boricua deben aconsejarlo, él mismo debe asegurarse de qué le conviene, si otra pelea para ganar un par de pesos sirviéndole de entremés a algún prospecto, o partícipe de un lamentable pleito contra otro boxeador tan liquidado a destiempo como él.
El puertorriqueño es uno de los pugilistas que impresionan porque, poco a poco, aflora la realidad preocupante de su estado físico, como que los golpes le están dejando secuelas ya; si sigue, nadie puede dar un medio porque, en cuestión de poco tiempo, no esté en situación de semidemencia y sería lamentable.
El cubano Luis Ortiz, división heavyweight, se convirtió en el retador mandatorio del campeón Ruslan Chagaev, versión AMB, cuando Robert Byrd decidió detener la pelea por nocao técnico contra Lateef Kayode, a menos de 10 segundos de concluir el primero.
Un knockdown presagiaba qué le esperaba al nigeriano, que no encontró la forma de colocarle un golpe al cubano, que subió determinado a ganar, porque supo que, si imponía su estatura y alcance, el mejor era él.
Tal vez algunos consideren que el referí detuvo el pleito apresuradamente; sin embargo, nunca puede olvidarse que, un peleador de espaldas a las sogas, recibiendo de una mole de 6’4 y 223 libras sin responder con un disparo aunque fuera, da mala impresión y se paga con la derrota.
Los golpes que tiró el africano fueron después que Byrd detuvo el pleito, es decir, cuando estaba a salvo de Ortiz y así “no se vale”.