COMO SURGIO ESTE AMOR.
Como es normal en Argentina que un niño crezca con una pelota de futbol al lado, yo tampoco quise ser la excepción. Como todo “pibe” era lo mas sagrado ir a jugar al alguna “canchita” que estaba en un terreno baldío o, si no quedaba otra, en la misma calle. Además de saberme todas las formaciones de los equipos más importantes del mundo. Luego al darme cuenta que no iba a ser el sucesor de Gabriel Batistuta decidí cambiar de deporte. Apareció el básquet en mi vida, por insistencia de mi padre comencé a entrenar en un club que se llama Urquiza (Aun juego en el). Para ubicarlos, yo en esta etapa rondaba los 6 o 7 años de edad (Si a esa edad ya me di cuenta que no servía para el futbol), mas o menos en el 2000 o 2001. A diferencia de ahora, en esa etapa de mi vida no podía controlar los deseos de ir a dormir y mi limite eran las 9 o 10 de la noche, tristemente antes de que comiencen la transmisión las veladas de boxeo aquí en Argentina. Solía despertarme a las 1 o 2 de la madrugada para ir a evacuar el agua ingerida antes de dormir y todos los sábados me encontraba con mi padre y mi madre viendo algo, ¿“BOXEO”?, entre destellos borrosos de memoria recuerdo algo de sobre “Combate Space”, en ese momento no tenía ni la menor idea de que en 12 años seria uno de mis programas favoritos. Lo que si recuerdo con lujo de detalles es una pelea que Tyson gano en el primer round. Recuerdo que al día siguiente fuimos a pescar con mi padre (Como todos los domingos), a me olvidaba, después de mirar las carreras de Turismo Carretera, la categoría de autos de competición más importante de argentina, y el me comentaba de la susodicha pelea de Iron Mike, en la que el icónico pesado había ganado por KO en el primer round, luego de que me explicaba que es el “KO”, le dije: “Entonces es el mejor”, a lo que el sabiamente contesta: “No es ni el 25% de lo que fue”. El rival de Tyson esa noche era Clifford Etienne, lo que me deja recordar que ese acontecimiento con mi padre (La charla mientras pescábamos) fue un 23 de febrero de 2003.
Recuerdo que mi padre siempre me contaba, además de historia de pesca y de cuando era corredor, historias de boxeadores que nunca pudo borrar de su memoria, recordaba siempre a Nicolino Locche y su capacidad sin igual para evadir los golpes, me contaba historias de sus peleas con tal entusiasmo y pasión que era muy difícil no interesarse. Recuerdo ir al taller a nuestro taller (Era mecánico de autos), y mientras regulaba las válvulas de algún Renault 12 (Auto que abunda en mi país) o mientras preparaba un motor de carreras de un Ford Falcon, que por cierto tuve el agrado de escuchar marchar, me contaba sobre un boxeador que creo, por el empeño que el le daba a su discurso, que era su favorito. Lo nombraba con una gran exclamación, sus ojos se notaban brillosos, su semblante cambiaba y una sonrisa quería aflorar de su boca desgastada por el tiempo, se refería nada mas y nada menos que a Joe Frazier, me explico de su forma de boxear, de a quien le había sacado el invicto (Luego de que me explico lo que significaba invicto tome conciencia), nada mas y nada menos, dicho por sus palabras, Cassius Clay (Mohammad Ali para algún desprevenido), pero también me conto cambiando todas las expresiones antes resaltadas, que había sido destruido por un tal George Foreman, mi padre no se limito a explicarme mucho sobre eso (Quizá su fanatismo no lo dejaba).
Mi situó en el año 2004, mi vida se resumía en ir al taller de mi padre, luego a la escuela, luego al taller y así toda la semana y también el sábado. El domingo era un día que nunca borrare de mi memoria, era clásico levantarnos bien temprano para ver la fórmula 1, ósea en esos años para ver a Schumacher ganar por muchísimo a sus “rivales”, luego hacíamos el asado” (comida típica de Argentina) y luego íbamos al pescar, ahí el boxeo en mi vida no iba más que de una historia de mi padre. Sinceramente no era total mi interés pero estaría mintiendo sino dijera que algo me llamaba la atención.
En el 2006 y por gracias de “Dios”, mi padre emigra a el único destino asegurado que tenemos todos los seres vivientes. No tengo mucho para explayarme aquí, solamente que tenia 11 años.
A partir de aquí solo me preocupe para sobrellevar lo mejor posible mi situación, solos yo y mi madre. Me limitaba a ir a la escuela y a jugar al básquet. Recuerdo ver en las noticias algo sobre la pelea de Mayweather/Dela Hoya, de Margarito/Cotto y de Cotto/Pacquiao, siempre esporádicamente pero como que algo llamaba poderosamente mi atención, ahora entiendo que la semilla que planto mi padre estaba germinando. Recuerdo muy bien el momento que detallare a continuación: Finales de la NBA 2011, Dallas Mavericks vs Miami Heat, recuerdo que en el segundo partido, entre en triple que mete Mario Chalmers con el pase de Lebron James luego de que Jason Kidd perdiera la marca de “Súper Mario” y la bandeja de la de Nowitzki con mano izquierda contra Chris Bosh que le dio la victoria del partido (Y para mi de las finales) aparece un flash de SportCenter (Estaba mirando el partido en ESPN) que hacia referencia a una próxima pelea de una tal Sergio “Maravilla” Martínez. A partir de ahí comencé con mi fanatismo en el deporte, leyendo cosas sobre Martínez iba encontrando a demás boxeadores y me informaba sobre ellos, uno me llevaba a otro, no podía para de aprender y leer sobre boxeo, desde Martínez a Monzón, desde Pacquiao hasta Duran y así, un sinfín, la única descripción que le puedo dar es adrenalina. A partir de ahí no deje pasar ninguna velada de boxeo y si me la perdía la miraba por internet. Observe casi todas las peleas del ídolo de mi padre, la verdad que mi viejo no se equivocaba con la descripción, y con la de Locche tampoco, eran tal cual como el lograba plasmarlos en mi mente.
Desde ahí y hasta hoy continuo con ese nivel de curiosidad en el boxeo, veladas como la de Maravilla/Chavez y Maidana/Broner serán cosas que tendrá para contar a mis hijos y nietos.
En fin, se que quizá hoy mi padre este en el cielo “cristiano” tomando un café con Joe y Nicolino, o mejor un par de cervezas. Agradezco infinitamente a mi padre por inculcar en mi el amor por la pesca, los autos y sobre todo el BOXEO, gracias viejo querido.
¿Y ustedes como empezaron con esta locura?