ESTE AÑO ELIGIERON Y EXALTARON UNA CLASE MAESTRA

Por Andrés Pascual

No siempre el fanático promedio queda complacido con los miembros que se eligen a un Salón de la Fama, sin embargo, la clase de este 2014 que escogieron para el INTERNATIONAL BOXING HALL OF FAME, debe haber satisfecho a la mayoría abrumadora del respetable que sigue y vive el boxeo, porque, nadie lo dude, se le hizo justicia a un grupo de inmortales genuinos, lo que convierte a la escuadra en una verdadera clase maestra.

Richard Steele, un gran referí a quien le han intentado crear “daños sicológocos” por su intervención favorable a Julio César Chávez, que, al modo mío de verlo, le salvó la vida a Meldric Taylor, porque, como no sucedió la fatalidad, es más fácil criticarlo como “apresurado” cuando quedaba tan poco tiempo de round al parar la pelea por TKO, en vez de razonar cúantos golpes le hubiera podido dar y dónde el mexicano a un peleador inconsciente, noqueado de pie y casi muerto.

Graham Houston, cronista de “vista larga y pasos cortos”, sin dudas de los más capacitados que van quedando en una profesión cada día más deshonesta y de poco brillo, fue una elección merecida, como la del popular fotógrafo Leifer, un “mago del lente” del cuádrilátero.

Junto a Roy Jones jr y Finito López, Tito Trinidad y Óscar de la Hoya representan la brillantez de los los 90´s, a pesar de la controversial derrota del californiano contra el boricua. A su manera, impusieron su superioridad en varios pesos sin escatimar contrarios, tan bochornosamente practicado hoy por representantes que llaman a sus peleadores “lo mejor de todos los tiempos”.

TITO Y ÓSCAR FORMAN PARTE DE UNA LEGIÓN DE ORO EN LOS ANALES DE FISTIANA, FIGURAS DE LAS QUE NADIE QUE INTENTE INMORTALIZAR A BOXEADORES DE TALLA PUEDE DEJAR FUERA DEL RECINTO.

Y Joe Calzaghe, un galés que se criticó porque le arrancaba la cabeza en su patio a quien enfrentara, pero, decían, “no salta el charco a ver qué pasa”, como si los superdotados necesitaran ayuda emocional geográfica para imponerse en el boxeo, entonces, cuando decidió boxear fuera de Infglaterra, siguió igual de destructor y concluyó imbatible, invicto, una carrera que, al modo mío de analizarla, hubiera podico continuar exitosamente durante por lo menos 3 años más.

Los otros, figuras del boxeo antaño gloriosas, merecidamente elegidas también, formaron este grupo que, supongo, por la clase de los exaltados, nadie debe protestar.