James J. Jeffries / ‘La Gran Esperanza Blanca’
El término de “La Gran Esperanza Blanca” se debe a un púgil ejemplar que dominó la categoría del peso pesado a principios del siglo XX, el norteamericano James J. Jeffries.
Jeffries debutó en 1895 y acumuló un palmarés de 19 victorias (16 por Ko) y 2 empates en nueve años de su carrera como boxeador. En 1899 noqueó en once asaltos al gran Bob Fitzsimmons para adjudicarse el título de Campeón Mundial, a quien volvería a noquear en la revancha posterior. De igual forma hizo lo propio con James J. Corbett, conocido como “Gentleman Jim”, a quien también noqueó en dos ocasiones. En 1904 se retiró del pugilismo como campeón invicto.
Fue en 1910, seis años después de su retiro, cuando decidió regresar al ensogado por una gran suma de dinero y la presión ejercida por la afición que le reclamaba como el único púgil que podía vencer al por entonces campeón Jack Johnson. Este último, el gran campeón afroamericano, parecía no ser bien visto en el mundo del pugilismo y se necesitaba a un púgil blanco capaz de destronar al “Gigante de Gavelston”. Ante la imposibilidad de conseguirlo por parte de O´Brien, Ross, Kaufman o Ketchel, se pensó en un campeón invicto como lo fuera Jeffries, puesto que éste era “La Gran Esperanza Blanca”.
Sin embargo, Jeffries, quien tenía una vida tranquila en su granja y había acumulado algo más de peso durante esos seis años, también había perdido parte de su agilidad y sus reflejos. De hecho, regresó al cuadrilátero para enfrentarse a un fenómeno del arte defensivo como lo era Johnson, quien se encontraba en su mejor momento.
Johnson, haciendo uso de sus amarres para evitar ser golpeado y conectando potentes golpes en corto, dominó a placer a un Jeffries mermado por la inactividad. En una contienda disputada a la distancia de 45 asaltos, Jeffries solo pudo llegar hasta el decimoquinto, donde una serie de crochets de izquierda por parte de Johnson le hicieron caer hasta en tres ocasiones, llegando incluso a sacarle del ensogado. Triste regreso, obligado por una triste razón, que hizo acabar mal a un gran púgil como Jeffries.
Durante años se continuó buscando a “La Gran Esperanza Blanca” que derrotase al talentoso Jack Johnson, hasta que en 1915 el gigante blanco Jess Willard le venció en 26 asaltos con un polémico y dudoso nócaut inmerso en la aureola por acabar con el reinado de color.