‘Mikey’ García es un diamante
(Foto: SUMINISTRADA)
Hay boxeadores de los que uno no puede evitar quedarse enamorado, púgiles que levantan pasiones con la misma facilidad con la que su jab rasga el cielo. Lo reconozco, yo ya mantenía un idilio con Mikey Garcia(33(28)-0-0)desde la primera vez que lo vi pelear, pero estoy convencido de que si alguno todavía no se había quedado prendado de su boxeo, seguro que anoche no pudo evitarlo.
Porque Mikey es así, destila un talento y unas innatas capacidades para este deporte que es imposible no ver en él un gran campeón, que victoria a victoria, se va a aproximando al rango de superestrella.
Anoche, ni un guerrero como Román “Rocky” Martínez(27(16)-2-2), fue capaz de evitar en la pelea estelar de la gran velada de Corpus Christi, Texas, que Mikey se coronara como campeón WBO superpluma por medio de una actuación tremenda, coronada con un terrible gancho de izquierda al hígado en el octavo que selló una magnífica velada.
Pero no todo fue un camino de rosas para García en su peregrinación hacia su segundo reinado en otras tantas categorías. Tras un primer round de estudio, con el aspirante, Mikey, buscando establecer la dictadura de su rápido, potente y eficaz jab, Martínez lo pilló de improviso en el segundo con una presta derecha a la punta de la pera que inutilizó al momento a García.
No fue un golpe potente ni dañino, como reconoció después de la pelea el mexicano-estadounidense, pero sí fue lo suficientemente preciso como para provocar en el aspirante una “desconexión”, que pudo cerrar el telón del combate no solo antes de lo previsto, sino que además con un resultado absolutamente imprevisto.
Sin embargo, García se repuso y pudo continuar, destapando el tarro de las esencias a partir del tercer round, adquiriendo agresividad, y sobretodo, apoyándose en uno de los mejores 1-2 del boxeo actual.
Es indudable que García cuenta con poder en sus puños, sus 28 nocauts en 33 combates hablan por sí solos, pero no es un púgil que busca un solo golpe.
Su mayor virtud se destapa cuando pelea en combinación, soportándose en su superior velocidad y técnica de golpeo, características que van a ser todavía más determinantes en una categoría superior, con rivales de mayor tamaño, pero también más pesados.
Mikey parece que se siente cómodo en este peso, sin tantos problemas para llegar al juicio de la báscula, y si nos regimos por lo visto ayer, no podemos dudarlo.
A partir del quinto round, la pelea fue un auténtico suplicio para Martínez, el cual soportó las embestidas de García con un estoicismo que se debe preconizar hasta el citado 8º asalto, segmento en el que la pelea fue cerrada por un fulminante y vistoso gancho al hígado del que el campeón no pudo recuperarse. Mikey se convertía así en campeón superpluma del WBO y le decía al mundo que ya nadie puede dudar de que es ya uno de los mejores libra por libra.
Ahora bien, es cierto que el boxeo de García esta plagado de virtudes, sin embargo, debe pulir detalles de cara a los retos que se le van a presentar próximamente.
En el terreno defensivo, su guardia no es para nada endeble, pero cuando añada un mayor cabeceo con basculación de un lado a otro del tren superior, se quitará manos, como la que por ejemplo, le hizo caer en el primer round.
Pero más allá de estas aristas que limar, García tiene un futuro brillante por delante, que a corto plazo, más que por el superpluma, yo vaticino que pasará por el ligero, puesto que en su categoría actual no parece que haya rivales de relumbrón, quizás los japoneses Uchiyama(20(17)-0-1) y Miura(26(19)-2-2), pero no despertarían mucho movimiento mediático. Levantando la vista vemos un nombre que sin duda excitaría al aficionado: Yuriorkis Gamboa(23(16)-0-0), pelea que yo al menos, me moriría por ver en 2014.
En conclusión, García cumplió con las expectativas, sobreponiéndose a la tribulación de caer en el segundo round, y se afianza como uno de los boxeadores de futuro más luminoso del boxeo actual. Un saludo.