Erupciona Chocolatito

(Foto cortesía: Ed Mulholland / Matchroom)

“Y aquí estoy, con mi bravura invicta, me han querido acabar pero no han podido”, debe haber pensado Román González mientras escuchaba la decisión unánime sobre Julio César Martínez, “el Arlequín” de Tepito, falsamente etiquetado de Rey.

Fue una noche de habilidades, de movimientos precisos, un alarde de ataque continuo con Chocolatito como protagonista mientras el sueño del azteca se caía al piso diluido por el golpeo incesante del nica que no permitió sobresaltos, todo lo contrario, dominó de pies a cabeza el combate y engaveto al otoño vistiéndose de “Juventud, divino tesoro”

Como el Himalaya que se alza para mirar de lejos, Román añadió una postal más a su largisíma carrera demostrando vitalidad y compromiso para seguir vigente. “El Rey Martínez” no pudo ensayar ninguna variable porque en todas las facetas boxísticas fue superado.

Los detalles

Con la sobriedad que le añade la experiencia en el tinglado, Chocolatito rápidamente capturó el control de la pelea en el mismo arranque.

Desde el primer episodio vimos a González adueñarse de la corta distancia con ganchos al mentón y volados al rostro, frente a un tipo que apostó a lo guerrero -sosteniéndose en la vertical- para sobrevivir frente a un virtuoso que a partir de ahí apretó el acelerador como Senna, frenando sistemáticamente el prometido empuje de Julio César que nunca llegó.

Hay niveles y el mexicano está en las antípodas con respecto a Chocolatito, el sexto round deja clarísima la alusión porque refleja la consistencia y superioridad de Román manejando múltiples combinaciones. Aquel momento fue apoteósico, nos mostró la finura de un deportista que está lejos de la decadencia, con sus facultades en plenitud al servicio del espectáculo.

Una revancha, ¿para qué?

No registré ningún round a favor de Julio César, excepto un par ajustados al empate por el arrojo y aguante que simplemente no bastan, ni siquiera para una revancha, que para su equipo de trabajo no representa más que un interés meramente económico. Sin duda en un segundo duelo a Román se le facilitaría resolver a un tipo que se mostró novel frente a una leyenda que no ha perdido el nivel que lo coloca sobre las alturas de las divisiones pequeñas para esta y las subsiguientes generaciones.

La noche del sábado en San Diego California (Estados Unidos), González mostró en “El Rey” enormes carencias, inclusive la porosidad de su defensa, que el coraje resistiendo no puede ocultar y lo retorna de inmediato a las 112 libras porque más allá no tiene nada que ofrecer. La demostración magistral del ex número uno libra por libra debe colocarlo de nueva cuenta en la lista. Sigue haciendo historia a sus 34 años mostrando una asombrosa longevidad como boxeador.

Quienes vimos a Román opacar de principio a fin con espléndida brusquedad al mexicano, sabemos que, “Con el poder viene la responsabilidad” como afirma Kant y Chocolatito consiente de su estatus sobre cumplió con más de ocho mil personas presentes en “La Pechanga Arena” entregándonos una pelea para toda la vida.

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