No acoses a un genio, ¿habrá sorpresa?

(Foto: Suministrada)

Lanzarse de manera violenta contra Román González es la mejor apuesta para Julio César Martínez. Una moneda puesta al aire que podría terminar con sus pretensiones por la magnitud del riesgo.

“No acoses a un genio que al sentirse atacado, saca su arsenal de inteligencia”, decía Peter Drucker. Pero el azteca parece ignorar la sentencia porque quizá está consciente que carece de atributos boxísticos como para ensayar algo distinto y complicar a Chocolatito, un tipo que ha marcado historia en el pugilísmo latinoamericano.

La falla del Rey

El primer y gran error de Martínez fue fallar en su acondicionamiento previo. Subir con dos libras arriba del límite nos grafica el enorme desgaste para acercarse al peso y en consecuencia batallar con el agotamiento extremo mientras su rival (Román) demostrando una vez una férrea disciplina paralizó en 114.6 la bascula, lo que legitimiza a un campeón de campeones comprometido con su oficio.

Román ha dominado el box por una década, soportando golpes y asestando más de un mil por pelea. Después del nocaut de Rungvisai empezó de nuevo, creyendo en él de nuevo. Volvió, destruyó a Fuentes en Las Vegas, aplastó a Diocos en Japón, diluyó al ex-olímpico Yafai y frente al Gallo en el segundo match con su presentación dijo: ¡Hey! sigo aquí tan vigente e intemporal como “Don Quijote” rememorando la frase: “Yo soy aquel para quien están guardados los peligros, las grandes hazañas, los valerosos hechos”.

¿Qué esperar?

Si en la previa el monarca en cuatro divisiones era el favorito sobre el mexicano -después del tropiezo este- las posibilidades del oriundo de Tepito menguan significativamente. Aún sin que ello decida el destino del combate. Basta revisar lo complejo que fue Rosendo para “El Finito” en la revancha cuando “El Búfalo” pasó por algo similar a lo de Julio César. Un revisionado de aquel sangriento peleón pone en contexto mi apunte.

Chocolatito es más inteligente. Se maneja mejor en la riposta, su marcha atrás para contraatacar es superior a la de Martínez. La precisión de su gancho de izquierda y el volado de derecha rematando arriba está plenamente probado. Es más capaz manejado la corta, mediana y larga distancia con un volumen de golpes abrumador que acaba por disminuir al rival a medida que avanza la pelea.

Creo que Gonzalez por su experiencia estará marcando el ritmo, mientras que la decisión más difícil será la del Rey, y es recurrir al impulso, tratando de encontrar esa mano milagrosa, lo que diezma su defensa y lo expone de cuerpo entero a un castigo enorme frente a un contrincante que “dispara sin que el cartucho se agote”.

Llegó la hora donde las palabras no tienen valor porque esto se resuelve en el ring. Ya lo dijo Rubén Blades: “Aunque cambie de color yo siempre sé por donde viene”.