Serie kilos mortales: Ferco fue la voz de los promotores

El debate al que fui invitado a participar se extendió por más de dos horas y no fue debate. Solo recicló ese eterno baño de intolerancia, agresiones, oídos sordos a los fundamentos, mentiras burdas y una insensibilidad cruel sobre el boxeo como deporte, que florece cada vez que el tema es Canelo, contra quien piense de manera diferente.

No había reglas previas, pero si fui esperado con una meticulosa selección de dichos o temas tocados en mis videos, en preguntas capciosas, sacadas de contexto y que claramente buscaban desacreditar mi trabajo y mi imagen profesional. La noticia es que de antemano sabía que me iba a encontrar con ese panorama tóxico. Y es claro que la pregunta de cualquier fanático será, ¿por qué acepté?

En el periodismo profesional, no siempre se llega al dato ausente por la vía directa. Muchas veces, infelizmente, “para recoger papas en Florida, hay que plantarlas en Nevada”. El debate no dejó nada, pero la entrevista al promotor de Las Vegas, Hector Fernández de Córdoba (Ferco) si dejó mucho.

Dejó tanto que me permitió cerrar el ciclo de testimonios para la serie de investigación Kilos Mortales, con la evidencia que necesitaba esa búsqueda de la razón para que el peso de los boxeadores y la deshidratación sean el motivo de tantas tragedias en el boxeo. Ferco trajo a la discusión pública el papel de los promotores, porque en ese ‘debate’ hizo revelaciones generales que involucran a todos los promotores.

Este video es un documento que recoge esa valiosa perspectiva, que no es agradable, es verdad, y que demuestra que el boxeo de hoy antepone los intereses del negocio a la salud a indirectamente la vida de los atletas. Pero, es un testimonio real, legítimo y desde hoy, cada vez que alguien se pregunte, “¿qué trompeta tocan los promotores en el caos del boxeo profesional?’, bastará con revisar este video y ver lo que dice y afirma Ferco.

La voz de Ferco se escucha aquí con autoridad, con dominio de todo lo que sucede en los escritorios donde se pactan peleas y se decide el futuro de los boxeadores. Su testimonio es el que cuenta y así seguirá, hasta que otros promotores se atrevan a señalarlo con el dedo y desmentirlo públicamente. Hasta entonces, ya sabemos que en este ‘negocio, el dinero estará primero, el show después y si cabe, a continuación, será el turno de los boxeadores.

En realidad, no es una buena noticia. Pero valió la pena aguantar dos horas y media de un debate desagradable, o un diálogo de sordos, que no sumó nada a la discusión inteligente, si al final sirvió para mostrar estas confesiones.

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