Julio César Chávez, Padre sintió miedo antes de pelear con Greg Haugen
Dentro de tantas anécdotas que Julio Cesar Chávez, Padre tiene para contar recuerda que hubo una sola vez que sintió miedo al caminar al ring, ese miedo no era por su rival, sino por las 132,000 personas que se dieron cita en el Estadio Azteca para ver a su ídolo. Se indica que las 132,000 taquillas se vendieron en aproximadamente 10 minutos implantando un record que aún hoy perdura. El temor de Chávez era que se salieran las cosas fuera de control y le hicieran daño a su familia y para tener idea de como se veía el ambiente, el ring parecía una balsa en medio del mar de gente que lo rodeaba.
Su rival era el estadounidense Greg Haugen, un 2 veces campeón mundial. Haugen encendió todo diciendo que Chávez solo había peleado con puros taxistas y peleadores de bajo perfil que hasta su mamá pudo haber vencido, también dijo cosas feas de la familia del mexicano que fue la chispa que faltaba para que este explotara en ganas de acabarlo una vez la campana sonará.
Al llegar el momento Greg subió al cuadrilátero con la canción “Born in USA” del cantante Bruce Springsteen, mientras Julio conteniéndose, subió al entarimado con música de mariachis que casi no se oían con los gritos de “¡¡¡ MEXICO MEXICO y CHÁVEZ CHÁVEZ !!!”.
Aquello asemejaba a los antiguos coliseos romanos donde el público esperaba que el gladiador acabará con la fiera, pero esta fiera era el león de Culiacán a quien los presentes esperaban que destrozara al gladiador gringo. A los 20 segundos del primer round Julio tumbó a su adversario y en el cuarto round terminó con él. En la conferencia post pelea declaró que Haugen no fue su rival más duro ni difícil, pero que trabajó fuerte en los entrenamientos y lamentaba que el encuentro no hubiera durado más pues quería castigarlo.
El derrotado bajó con amargura por el resultado, era la primera vez que lo noqueaban y dijo que quizás su vencedor había peleado con taxistas muy duros. Tras esto siguió peleando 6 años más sin tener otra oportunidad de disputar un título mundial retirándose con record de 40-10-1-19kos. En su vida personal superó su adicción a las drogas, el alcohol y se dedicó a entrenar boxeadores, pero guardando un bajo perfil.
El réferi de la pelea, el boricua Joe Cortez, dijo que ese momento perdurará por siempre en su mente al ver el estadio tan lleno y sentir aquella adrenalina y ser parte de un momento histórico que beneficio su carrera. Sin duda un pedazo de historia se escribió aquella noche en el Estadio Azteca.