LA LEYENDA QUE VINO DE ‘MENOS A MÁS’
Anoche Bernard Hopkins (56-6-2-32 nocauts) le ganó la faja ‘light heavyweight’ a Tavoris Cloud (24-1-19 nocauts) en Brooklyn, esa victoria lo convirtió en el peleador de más edad (48 años) en titularse monarca mundial.
Dos magistrados vieron el pleito 116-112 y el otro 117-111. El veterano ganó bien, sobre todo, porque dominó después del séptimo; algún buen momento de Cloud es intrascendente, cuando se pierde sobre el ring no hay resumen independiente: ni su juventud ni su invicto fueron suficientes.
Cuando se pelea contra un pugilista como Hopkins, boxeador del tipo que ‘se las conocen todas’, nunca el pronóstico es abiertamente favorable a un contrario porque sea más joven o más simpático, el intento siempre es un peligro.
Pero Hopkins necesitó la década pasada para que se le reconociera plenamente, debido a la monotonía en que caían sus peleas por las mañas de un boxeo sucio en extremo, que ha sabido combinar con su indudable sapiencia técnica: la cabeza, el codo, los cordones de los guantes, el pisoteo de las zapatillas del contrario, los agarres y empujones con uno o ambos peleadores rodando por el piso, han sido el arsenal de un peleador que, ahora mismo, está inscrito con letras de oro en los anales de Fistiana.
Revisando su carrera, por su clase, por su durabilidad envidiable con casi medio siglo a sus espaldas y en la forma en que ha llegado a esa edad, el apodo de ‘Hombre de Hierro’ del boxeo se hizo para él, al que nadie ha podido noquear y cuya resistencia es legendaria, aunque no se reconozca de forma absoluta por la crónica del sector.
Hace varios años, el legendario narrador cubano-venezolano Gonzalo López Silvero me dijo, según contó Don King en su presencia que, en un programa que preparó con Hopkins como estelarista, se podía disparar en ráfagas a las gradas sin que se acertaran 10 dianas, así de vacía estuvo la arena. El contrato, por 2 millones, luego del decepcionante resultado negativo en asistencia, se renegoció y el peleador le dijo que le diera “lo que él quisiera”, que King tomó con filosofía de, hasta cierto punto, negociante ‘justo’ y le pagó 1.5.
Sin embargo, en 1993, perdió la pelea más difícil que Roy Jones, Junior haya efectuado en su carrera, cuando cayó en Washington por decisión unánime por la vacante de la Federación Internacional de Boxeo (F.I.B.) de peso mediano contra el ‘Orgullo de Pensacola’ y los 3 jueces votando 116-112, que no reflejan lo difícil que le fue al vencedor apoderarse de aquella versión.
Al modo mío de verlo, Hopkins se convirtió en atracción de taquilla después que noqueó al boricua ‘Tito’ Trinidad en el 2001.
Algo que casi nadie conoce es que el ‘Ídolo de Borínquen’ se vio afectado por problemas afectivos de índole familiar que, indudablemente, lesionaron su forma, sin embargo, a pesar de que la pelea se dilató por los acontecimientos del 9-11, nadie debe dudar de que Hopkins ganó de la mejor forma.
Cuando Jarmain Taylor le ganó dudosamente a Hopkins dos veces, se creyó que el hombre estaba liquidado, porque no se tuvieron en cuenta ni la responsabilidad ni la disciplina que el hombre pone tanto ante el compromiso deportivo como en su vida familiar, que no contempla escándalos ni noticias sensacionales como condimento negativo a su estelar carrera.
Cuando Hopkins ha caído dejando en especulación la posibilidad de que ‘ya está liquidado’, su renacer ha sido más brillante y poderoso, si cabe.
¿Hasta cuándo? Nadie lo sabe, con este hombre ni cuenta el conocido y soberano concepto de ‘el Padre Tiempo se encargará de él’, para mí que va a estar ahí, en forma, hasta que quiera.
Me atrevo a decir que Hopkins ha tenido el mejor resumen de los boxeadores de nuestra generacion
Lo mas que disfrute de este mayete fue cuando le partio la madre al Bolikua jaja