Tirando Guante: Salon De La Fama Del Box deja mucho que desear
Estuve de gira en compañía de mis dos hermanos por varios estados visitando los salones de la fama del deporte y del rock n’ roll de pasada. Visitamos el salón de la fama del Rock N’ Roll en Cleveland, Ohio, que por cierto no nos impresionó mucho, seguido por el salón de la fama del futbol americano en Canton, Ohio. Este recinto estuvo más que regular, aunque esperaba más por ser también un super fan de este deporte.
Luego de una parada recreativa en Niagara Falls en Buffalo, New York y en Canadá, por cierto dos chorros de agua impresionantes, nos dirigimos con mucha anticipación a Canastota, Nueva York, la sede del Salón de la Fama Internacional de Box. Gustadores y fanáticos los tres hermanos de los grandes deportes que se juegan en Estados Unidos, y en particular del box, llegamos a Canastota. Pero algo no estaba bien, porque el recinto de los inmortales púgiles se veía poco más grande que una oficina. Entramos, pagamos el boleto: $13 dólares, y nos salteamos la plática de orientación de la encargada, porque al igual que yo, mis hermanos están bien empapados en el deporte.
El lugar es pequeño y no le hace justicia a un deporte tan apasionante, aunque brutal y sangriento, como es el pugilismo. Vimos algunas batas usadas en el ring por algunos grandes boxeadores. Vimos también decenas de fotos de los inmortales del box, un par de estatuas-una de ellas de Carmel Basilio-, vimos algunas peleas de antaño por televisión, algunas caretas viejas, algunos guantes calzados por Muhammed Ali y otras figuras legendarias, y por últimos vimos las caras esculpidas en metal de los boxeadores entronizados en este recinto inmortal. Me atrevo a decir que si yo le hubiera puesto un esfuerzo especial a mi colección-mayormente compuesta de fotos y uno que otro guante-, quizá pudiera haber competido con lo poco que tiene ahí esta casa de inmortales.
Salimos del Salón de la Fama para meternos en otro aledaño edificio que sirve como una especie de museo/tienda de artículos boxísticos. En este edificio contiguo están a la venta todo tipo de fotografías, guantes y artículos de box autografiados. El ring que por muchos años estuvo en uso en el Madison Square Garden está aquí, pero luce poco porque no se ve nada especial. Compré algunos retratos autografiados de Rubén Olivares, aunque ya tenía algunos, algunas cachuchas y llaveros. Otra cosa que me sorprendió es que el podio desde donde presentan a los boxeadores entronizados anualmente está afuera en un tejaban.
Faltan más historias, artículos deportivos como batas y guantes de grandes púgiles latinos como Carlos Ortiz, de José Angel Nápoles, Sixto Escobar, Ismael Laguna, Roberto Durán, Vicente Saldívar, Manuel Ortiz, Rubén Olivares, etc. Los promotores que ha lucrado enormemente con el box como Don King, Bob Arum, Oscar de la Hoya y Floyd Mayweather Jr., para mencionar solo algunos millonarios, deberían de contribuir algunos de los muchos millones que tienen para ampliar este lugar que palidece en comparación con los otros recintos del béisbol, NBA, y futbol americano.
El museo de béisbol en Cooperstown, Nueva York, es el más grande y más completo de todos en caso de que tengan curiosidad de saber. Estar ahí en Canastota, sin embargo, en viajes de El Paso, Phoenix y Houston, las últimas dos ciudades donde residen mis hermanos, significó mucho para nosotros. Ya nadie nos va a contar nada y la curiosidad ya ha sido satisfecha.
Aparte de querer ver la revancha Canelo-Golovkin, quiero ver el combate entre Mikey García y Jorge Linares. Creo que Mikey ganaría por KOT ya que la piel facial del venezolano está ya muy ajada.
Me estoy preparando para visitar mi querida Juárez el 4 de noviembre para ver de nuevo a uno de mis noqueadores favoritos: Jhonny González