CAE LUIS FRANCO POR DECISIÓN UNÁNIME EN LOS ÁNGELES

Por Andrés Pascual

Desde Mantequilla, Gallito del Ring, Carmona, Lastre, Chuchú o Tano Marrero, entre muchos, no veía pelear a un boxeador cubano, porque el estilo de “la nueva hornada” difiere mucho de lo que enseñaban sobre el ring los criollos antes de la hecatombe, ni más ni menos que el boxeo americano, el de Robinson o Gil Turner, el de Ike Williams o Tony Canzzoneri, pero, sobre todo, el estilo de Araña Armstrong y anoche regresé a 1959, 60 ó 61, porque Luis Franco me dio la grata sorpresa de recrear mi niñez rumbo a la adolescencia en el Trejo, en la Ciudad Deportiva o en Pinar del Río, disfrutando de un peleador de poco bombo y platillo por quienes nunca vieron boxeo cubano ni de ningún lado, pero, quienes lograron alcanzar retazos aunque fueran del pugilismo criollo hasta 1961, saben qué digo.

El “waving” de Luis Franco caray (FOTO CON TRUSA AMARILLA), movimiento tan manoseado por quienes nunca han visto hacerlo y lo llaman erróneamente “cintura”, cuando es el torso lo que balancean; por quienes jamás disfrutaron de artistas de la defensa, mismos que nunca se han dignado a observar en videos al Intocable Nicholino Locche, fue, al modo mío de apreciarlo, lo mejor de la velada en el Teatro Belasco.

Luis Franco (14-2-1, 9 KO’s), que es un boxeador que “no pone los pelos de punta”, pero boxea en el estilo americano de pelea, COMO LOS CUBANOS TRADICIONALES, disertó anoche ejecutando los movimientos de esquiva-riposta que nos pusieron a soñar a muchos posiblemente; no ganó porque se cansó, debió tirar un par de golpes efectivos más, aún así, la decisión unánime contra el americano Carlos Morales (14-1-3, 6 KO’s) fue apretada: 96-94, 98-92 y 97-93, más que como anotaron los dos últimos magistrados que leyeron. A Franco no se le podía exigir exquisitez extrema, concluyente en una victoria, después de tanto tiempo inactivo.

Desde el primer round iniciaron el intercambio de golpes los dos gladiadores, tirando mucho y fallando otro tanto, pero sin cejar en el esfuerzo por la victoria, mientras, el cubano dibujaba la sombra fantasmal de Mantequilla alrededor del ring, de Manteca y de tantos peleadores que, en su estilo, hicieron la historia del boxeo antillano.

En el primer round Morales recibió un swing corto que lo llevo a la soga, aunque sin consecuencias, el ganador no pudo imponer su mayor alcance y estatura, porque el baile en la media y en infight del habanero no le permitió separarse para hacerlo con efectividad.