LATINOAMÉRICA, y el desinterés gubernamental
Se viven tiempos intransigentes en el boxeo del Caribe, región que exhibió a monarcas como Roberto Durán, Juan Guzmán, Alexis Argüello, Edwin Rosario, Eligio Sardiñas Montalvo, entre otros.
Los aires modernos se desentienden de la historia, cientos de deportista otorgaron sus vidas al boxeo, con el fin de abordar un futuro óptimo y sostener con fuerza la bandera de cada nación. Partiendo de un humilde amanecer, estos protagonistas han sido quienes realmente regalaron honor a la ricas tierras centroaméricanas.
Poco importa, al menos eso parece, ya que diferentes épocas marcaron la penosa actitud que los gobernantes sustentan sobre los boxeadores. Semanas atrás, previo a combatir con Mickey Bey, el cubano Rances Barthelemy, campeón Mundial Ligero FIB, expresó la percepción en la isla: “Los cubanos somos la minoría en este deporte (fanáticos). En la Isla de Cuba si nos pudieran ayudar cambiarían las cosas, pero en la misma esta prohibido seguir el deporte profesional. Creo que este factor (económico) afecta a los deportistas en exilio”.
Alguna porción de lectores acogerán estas declaraciones de Barthelemy como un hecho entendible por la situación política que acompañó a Cuba, sin embargo aún queda mucho por desarmar. El dominicano Juan Carlos Payano, monarca Gallo AMB e IBO, adjuntaría detalles idénticos acerca del suelo que lo vio nacer: “Estamos huérfanos con el apoyo del gobierno, si lo tenemos del pueblo. Así como los cubanos, el boxeador dominicano se encuentra un poco desarraigado… Igual nosotros tratamos de dar la cara por nuestro país, y brindar cada vez lo mejor… Podría marcar una historia en el boxeo de mi país, voy a dejar todo mi desempeño. No solo yo, sino otros compatriotas están en busca de lo mismo”.
El boxeo argentino también implantó una “Caótica y desesperante” crisis en cuento a organización y abuso de los manager (promotores) hacia los pugilistas, casi dominando la carrera a su antojo y capricho. Los mexicanos apuntaron acciones paralelas… Se vienen etapas de confusión, y nadie embarca directo a la solución.